Definitivamente la expresión musical más colorida que exclama el trovador puertorriqueño cuando canta es el “le-lo-lai”. Claro está que, como toda expresión, ésta tiene sus variantes: “la-le-lo-lai”, “lai-le-lo-lai”, “ay-le-lo-lai-lelo”, etc. Investiguemos pues algo al respecto. Me pregunto:
Oído entre cuarteta
de la décima cantanda
¿Oriunda de Castilla
o del Africa lejana?
Quizá vino desde Almeria
o de antiguo país Moro
¿Oue dira el historiador?
¿O el periodista musicólogo?
Se dice que el origen de esta expresión no se deriva de la música, mas bien tiene un origen idiomático (sorpresa la mía). Para hacer la búsqueda mas interesante (o más difícil), encontré distintas fuentes de información.
La teoría mas popular dice que llegó al Caribe con los esclavos, los cuales cantaban un tipo de “ole lo lay” para marcar con ritmo la jornada de su trabajo. Este canto era estrofa interpretada por un solista y estribillo respondido por un coro. A través del tiempo y con algunas variaciones, no sólo comienza a aparecer en cantos de nuestros jíbaros sino en cantos de santería cubanos.
Otras fuentes afirman que viene de los judíos sefardíes y otros atribuyen el le-lo-lai a los Moros de Arabia. Pero eso son otros veinte pesos. Fascinante, ¿Cierto?
Lelolai
Música, parranda y fiesta
tiempo de festividades
tradición puertorriqueña
las navidades.
Improvisan trovadores
en las plazas de los pueblos
aguinaldos de montaña
puertorriqueños.
En Iglesias coros cantan
de los magos del oriente
del nacimiento y milagro
en el pesebre.
Aire y festín de jolgorio
y en vasos rudimentarios
pitrinche, mamplé o cañita
de los agrarios.
Es Pascua como ninguna
ni la ha habido ni la hay
pues nada se compara con
nuestro lelolai.
Herencia preciosa nuestra
que con los siglos perdura
nunca olvidemos la gema
¡nuestra cultura!
©José Luis Silva-Díaz