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Foto del escritorJose Silva

El Bohío

  El bohío era la choza rudimentaria nacida de indios antillanos. Sencilla en su diseño, era perfectamente adaptada al clima y topografía caribeña. Su diseño multi-funcional favoreció su propagación por los llanos, montañas, cerros y mesetas. Desde el punto de vista arquitectónico, se puede decir que influyó los diseños de construcción Española en el Caribe por algunos 500 años.


  Los primeros bohíos fueron inicialmente diseños redondos de palos, con sus paredes hechas de palos rectos (o de cañas). Los techos de estos primeros diseños eran cónicos, cubiertos con hojas de palma o paja de los cañaverales. Entre éstos materiales cabe mencionar la palma real (esa que vemos en muchas de nuestras postales), de hecho, se pueden contar hasta sesenta especies de palmera en Sur América. Ya se pueden imaginar la multitud de diseños que evolucionaron en distintas partes del Continente.



  Así era la vivienda de nuestro jibarito, vivienda heredada del taino, el español y el negro africano.  Los bohíos se construyeron en la Isla hasta principios del siglo XX. Fueron evolucionando y eventualmente se comenzaron a construir de madera, con el techo de cinc.  


El bohio, amalgamiento precursor del puertorriqueño, símbolo y fuente de inspiración para muchos. 


“Al pie de la colina, verá el río, cobijado de yaguas, haré un bohío —que con tus veinte abriles encantadores —valdrá más que un palacio de los mejores.” Virgilio Dávila, Aromas del terruño, 1916, p.23.


“Dejenme irme pal’ bohío que se está haciendo de noche”, José Martí, Versos Sencillos, 1878.

 


El Bohío

 

Dijo el Bardo al pie del altozano:

“levantaré un palacio entre los mejores”

y cobijado entre yaguas a lo largo del rio

nació el bohio de sus mil amores.

 

Habló Virgilio de su visión galana

de las mozas que su bohio lucía

Primula Venus entre las rosas

en bellas tardes cuando el sol ardía.

 

Refugio en la noche fue para Martí

símbolo de patria y de su grandeza

del campo verde el precioso encaje

y del yucayeque su Fortaleza.

 

Sus postes hincados de madera pobre

valieron más que vigas de marfil

y el techo desmadejado de hojas nobles

pusieron en poco los cristales de Marquis.

 

Bella casucha destartalada

con techo de paja y piso de tierra

tus hojas de palma en varas atadas

entrelazan el alma de quien te aprecia.

 

©2023 Jose Luis Silva-Diaz

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